El Campo de Gibraltar, eje del narcotráfico: agresiones a agentes, grandes alijos y cárteles consolidándose

Como si de una película de mafiosos se tratara. La zona conocida como el Campo de Gibraltar se ha convertido en un cara a cara cada vez más peligroso: Policía  y Guardia Civil en un lado; el narcotráfico, en el otro.

Durante los primeros meses de 2018 los sucesos relativos al tráfico de drogas se han incrementado y el Gobierno  ha decidido reforzar a los cuerpos desplegados en el lugar. Hay una premisa clara: no quieren que el sur de España esté dominado por los traficantes.

Eso sí, el sindicato Justicia Policial ha indicado que las agresiones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) no son "casos aislados" y que en la comarca la violencia "va en aumento". Además, la Guardia Civil afirma que existe el riesgo de que se formen cárteles porque las mafias tradicionales "se están organizando ya jerárquicamente para estructurar el negocio" y tienen "legiones de jóvenes a sueldo".

Los capos actúan, en muchas ocasiones, protegidos por los propios vecinos, pero no gozan de impunidad. La fórmula de Interior tiene tres ejes, que son acabar con los altos mandos -sirva Sito Miñanco como ejemplo-, incrementar las detenciones y reforzar los controles en tierra y mar.

El último suceso tuvo lugar este sábado. Nueve guardias civiles fuera de servicio fueron agredidos por un grupo de unas cuarenta personas que celebraban una comunión. Esperaron a que los agentes salieran del local y se abalanzaron contra ellos.

Por el momento hay dos detenidos, acusados de los delitos de atentado contra agentes de la autoridad, riña tumultuaria y desórdenes públicos.

Cuando se dirigían al aparcamiento del restaurante, alrededor varias personas se enfrentaron a ellos y con botellas rotas, piedras, maceteros y bates de béisbol, agredieron a los agentes, que recibieron numerosas patadas y golpes.

Las autoridades tratan de escalarecer si los implicados están vinculados con las organizaciones del narcotráfico, que se ha hecho fuerte en la zona. El ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, apuntó este lunes que se trató de un acto de "violencia callejera" y que no habrá "impunidad".

El pasado 25 de abril seis personas fueron detenidas por su relación con un alijo de nueve toneladas de cocaína que se incautaron en un contenedor de plátanos en el puerto de Algeciras. Se trata del mayor alijo incautado en España en cualquier medio de transporte.

Tras el hallazgo, los investigadores de la Policía y la Agencia Tributaria dejaron partir el cargamento para averiguar su destino con un seguimiento vigilado. El destino era Málaga: fue allí donde los agentes arrestaron a tres personas. Dos más fueron detenidos en Lyon, donde habían huido,  a ellos habría que añadir a un guardia civil implicado en el tráfico de drogas.

Ese mismo mes, en otras dos operaciones, se incautaron más de ocho toneladas de hachís en dos operaciones contra el narcotráfico desarrolladas en la provincia de Cádiz, en una de las cuales se registró un tiroteo. Dos de los implicados recibieron al vehículo policial a tiros y se atrincheraron en un inmueble durante horas, hasta tal punto que se hizo necesaria la intervención de un negociador.

Un día antes, la Policía Nacional detuvo a un hombre de 28 años que intentó asaltar una vivienda llevando puesto un chaleco de la Guardia Civil. Retuvo a los inquilinos de la misma para que le entregaran una cantiadad determinada de droga.

Fueron dos agentes fuera de servicio los que se percataron del modo de actuar de los implicados, y solicitaron refuerzos. Los asaltantes al ver los indicativos policiales en las zonas aledañas al inmueble, emprendieron la huida. En ese momento se inició una persecución peligrosa, que se saldó con el arresto del cabecilla.

El 6 de abril, un grupo de agentes de la Unidad de Prevención y Reacción protagonizaron un tiroteo con un hombre de 30 años que había intentado saltarse un control. Los policías dispararon a los bajos del vehículo y posteriormente salieron tras él.

Fue arrestado en su domicilio y llevado a dependencias judiciales. El coche se lo había prestado un conocido, tal como reconocieron las partes tras ser interrogadas por la Policía Nacional.

Hace algo menos de dos meses, un grupo de doscientas personas impidieron la detención  por parte de la Policía Nacional de un supuesto narcotraficante que huyó a pie tras abandonar un vehículo cargado con 510 kilos de hachís.

El vehículo fue interceptado en el barrio gaditano de San Bernardo y su conductor escapó del lugar tras ser apoyado por una "avalancha" de más de 200 vecinos, que increparon la actuación de los agentes, los cuales, ante la gravedad y violencia ejercida contra ellos, tuvieron que hacer varios disparos al aire.

El pasado 7 de marzo, la Guardia Civil y la Policía Nacional desarticularon una organización criminal que se dedicaba a la introducción de importantes cantidades de hachís por la costa gaditana con conexiones en Algeciras y que fabricaba las embarcaciones destinadas al transporte de la droga, conocidas como narcolanchas.

En la operación fueron detenidas 17 personas y  se incautaron 2.860 kilos de hachís. Además, los agentes intervinieron cinco embarcaciones, catorce vehículos, trece motores fuera borda, 60.000 euros en efectivo y ocho armas de fuego.

El 3 de marzo, se ordenó el ingreso en prisión provisional de los dos hermanos detenidos como presuntos responsables del asalto al Hospital de la localidad de La Línea el 6 de febrero para liberar a un supuesto narcotraficante que previamente había sido detenido por agentes policiales.

El suceso se produjo cuando veinte encapuchados irrumpieron en el centro hospitalario y mediante forcejeos y golpes consiguieron sacar al arrestado sin que los policías que le custodiaban pudierana hacer nada. El narco había terminado ingresado al resultar herido durante una persecución.

El 27 de febrero se llevó a cabo un golpe importante.  José Ramón Prado Bugallo, conocido como Sito Miñanco, fue detenido en Algeciras una macroperación junto a otros cuarenta miembros de su organización.

Miñanco, que desarrolló toda su actividad delictiva en Galicia, se encontraba en régimen de libertad condicional desde 2015. Cumplía en Andalucía su segunda condena por narcotráfico, que se le impuso en 2004.